Las experiencias se han convertido en uno de los bienes culturales más preciados en nuestra sociedad. Ansiamos el tiempo para dedicarle a una vida de calidad y a experiencias singulares. El tiempo goza de una valoración superior ya que en él discurre todo lo demás y se ha convertido en un bien escaso y deseado.


Buscamos el placer, el disfrute, el bienestar entendido por cada individuo según su cultura, edad, contexto social, etc. Analizamos cuidadosamente las múltiples alternativas que nos resultan atractivas antes de decidir a qué vamos a dedicar el preciado tiempo de nuestra vida y nuestros recursos económicos.
En esta nueva era las marcas están diseñando experiencias cada vez más sofisticadas para sus clientes, fortaleciendo la relación con el producto o servicio que venden y con la identidad de la marca exponiendo su significado para los consumidores o usuarios.

Experiencia en Aeropuerto Jewel Changi - Singapur @Newshub

Tras la experiencia de compra ahora se proyecta una nueva era experiencial que se enfoca en la experiencia del cliente que ha de vivir una experiencia de marca inspiradora. Un nuevo impulso que requiere de mayor precisión y creatividad. Las experiencias coherentes y bien ejecutadas impactan positivamente en la rentabilidad.

En la nueva era las experiencias y las estrategias de Marketing Sensorial han de cuidar especialmente los aspectos cualitativos y la creatividad para conseguir destacar, superar expectativas y tener opciones de conectar con personas multiestimuladas que únicamente prestan atención, tiempo y recursos a lo que les atrae y les sorprende.

Las marcas construyen e imaginan un universo propio que sea fiel a su identidad, a sus valores, a su posicionamiento, etc. Se desarrollan sus elementos culturales, su capacidad evocadora, su estilo propio, su creatividad, su atracción sensorial… para envolver la percepción del cliente a través de la historia creada por la marca y así lograr conectar, diferenciarse y ser memorable.
El objetivo no es únicamente la transcendental experiencia vivida en un espacio concreto, lo interesante es conseguir que la atracción a través de la comunicación, el proceso de compra y el uso del producto o servicio y cualquier interacción con la marca conformen una experiencia diferenciada, integrada y satisfactoria, que merezca la pena vivir y que transmita emociones positivas aportando valor a las personas.
En nuestro territorio tanto el marketing musical como el marketing olfativo son elementos culturales que facilitan la comunicación impulsando la capacidad evocadora de las marcas, los productos y los servicios.
A partir de ahora las experiencias y las estrategias de Marketing Sensorial han de cuidar especialmente los aspectos cualitativos y la creatividad para conseguir destacar, superar expectativas y tener opciones de conectar con personas multiestimuladas que solo prestan atención, tiempo y recursos a lo que les atrae y les sorprende.